viernes, 16 de noviembre de 2012

Extraño ser

Último tramo... mes y chirola para que se termine eso que nos rige a todos: el calendario (por este año). Por más que se nos muestre en papeles de distintos colores y tamaños, con imágenes de paisajes, animales, minas en bolas o autos y motos... en pantallas de computadora, celulares y relojes "inteligentes". Sea como sea, sigue siendo lo mismo. A todos nos da por igual, seas quien seas, hagas lo que hagas... y esto me retrotrae a uno de las primeras entradas en este blog donde expresaba mi paranoia hacia el tiempo... en fin, qué le vamos a hacer?

Surgen los típicos planteos de fin de año. Crónica ya saca sus placas estridentes contabilizando cuántos días faltan para el verano, para navidad y esas cosas. Los supermercados, shoppings, kioscos y demás locales comerciales ya se pelean por quién pone más luces y guirnaldas... quién pone más tergopol o goma espuma simulando nieve -maldita trasculturación de algo que nunca vamos a tener: "una blanca navidad"-. Entre los universitarios rondan comentarios como "una menos, una más", "APROBEE" o, con menos suerte, puteadas o comentarios de aliento para tratar de sacarse ese perno de materia de encima (me incluyo en este último grupo). Planes de vacaciones, hacia dónde disparar -norte o sur, mar o montaña, familia o amigos, gasolero o all inclusive-. Cansancio, dolores corporales, stress y demás yerbas surgen cuando uno empieza a vislumbrar un no tan lejano merecidísimo descanso. "El cuerpo pasa factura" dicen por ahí. Otros tantos casos de quienes varios meses atrás ya empiezan a ir al gimnasio, hacer la dieta de la luna y toda la vía láctea, porque no le entra la malla, o porque "hay que llegar bien al verano"; también quienes ya toman sol de antemano, capaz pensando que serán los únicos "blanco teta" cuando se tengan que dar un chapuzón.... y así infinitas expresiones cotidianas que sólo vienen al nosotros cuando se viene fin de año.

Pero más allá de todas esas expresiones que son conocidas, la que más me pega es la de la extrañitis aguda. Es parte del "balance anual" que uno hace porque supuestamente algo termina y algo empieza. Qué se propuso al empezar el año, qué cumplió y qué, por arte de magia, puede llegar a cumplir en estos pocos días antes de que termine el año -y los mayas nos terminen haciendo bosta a todos-.
La extrañitis aguda es muy variable. No sólo se aplica a personas (y se puede aplicar tratamientos de llamadas o mensajes y eso), sino extrañar cosas que antes sucedían o hacía, y ahora por X o por Y, ya no pasan. Tampoco me voy a ahogar en un vaso de agua... soy nostálgico pero tampoco para tanto. Son sólo cosas que uno echa de menos. Tiene bastante de añoranza también. Sólo que la añoranza es más triste (creo), ya que implica "extrañar" algo que no tuvimos, pero que queremos tener.

Todas esas cosas entran en este momento... el pasado que condiciona al presente (extrañar), y el futuro que nunca es lo que uno espera. A lo sumo uno puede estar medianamente preparado para lo que sea que venga o excusarse atrás de la frase "por algo será". Ese es un planteo que lo tengo bien firme en este tiempo... "estoy preparado para lo que sea"... al menos así lo repito, y al repetirlo, lo termino creyendo. Es como quitarme responsabilidad de pensar si lo que viene va a ser o no como imagino.

Por el momento sigo acá... no me animo a plantearme ningún balance anual todavía, porque todavía quedan días en el calendario (planteo optimista), pero sabiendo que en realidad no quiero reconocer que las cosas no se dieron como uno pensaba (planteo realista). En fin... si se dio o no como uno imaginó, es totalmente relativo. Es sólo una parte más de un todo que serían las expectativas, o los sueños si se quiere. Pero está bueno hacer ese ejercicio... ese "me imagino lo que vendrá en base a lo que ya pasó, para modificar lo que estoy haciendo ahora para que pueda llegar a ser un poco parecido a lo que imaginé". Y en ese "lo que ya pasó" viene el extrañamiento (suena feo pero si, existe, ya "googleé" la palabra), porque uno extraña lo bueno, lo que quiere volver a ver o a hacer.

Quizás un año es poco (ponele), y tendríamos que hacer planes a largo plazo o por etapas, para que en el momento de hacer el balance, sean mucho más agradables los resultados. Pero no, no se puede romper la rigidez del calendario... pero sí acomodarse y acomodarlo como uno mejor le plazca. Así que bue... ya fue. A disfrutar los días que quedan hasta que llega el momento de pensar en  lo que pasó y lo que queremos que pase... y así volver a repetir al año siguiente, y al siguiente....