jueves, 13 de septiembre de 2018

"El pájaro vio el cielo y se voló..."


Hola Blog! Tanto tiempo (?)

Casi casi cuatro años... mucho, no?

Será el tiempo transcurrido directamente proporcional a las cosas (laaaas cosaaas!!!), que han pasado por este marote? 
Así es! Y me animaría a decir que esas cosas superan por amplia mayoría al tiempo que pasó.

Me pongo a enumerar? Naaah, ni yo me acuerdo de todo. Como dije ya varias veces en entradas anteriores (no se crean que me acuerdo, sino que tuve que releer toda la cantidad de barrabasadas que escribí antes), por acá pasan cosas que se quedan, cosas que siguen su curso, cosas que estaban y ahora no, cosas que siguen estando y otras nuevas que surgen de la nada bisman. (?)

Lo que sí tengo en claro, es que eso de haber releído las entradas anteriores me sirvió mucho para corroborar lo que yo siempre supe (y ésta es una de las pocas formas que pueden quedar de "evidencia" al respecto), y es que eso de los "pájaros en el marote", no era nada más que un sólo pájaro. Uno sólo. Pero uno muy grande!!! Uno que, paradójicamente, yo lo hice crecer demasiado, pero a la vez no lo dejé crecer nada, nunca.

Se entiende? Me entiendo? (sigo con la idea de que esto está escrito por mi, para mí y para nadie en particular, así que nadie que lea esto se debe dar por aludidx). Si, claro que me entiendo. Ahora sí. AL FIN! Después de tanto. Antes no entendía, o no quería entender. Entonces la excusa de los "pájaros en el marote" encerraba a este gran pájaro. Con esto no quiero decir que toda esa verborragia pasada (actualmente sigo verborrágico, pero no viene al caso), haya sido falsa. Nada del pasado fue falso. Sólo que era una parte del todo, una verdad a medias...

Resulta que después de tanto tiempo entendí que este gran pájaro en mi marote, debía dejar de dar vueltas adentro y tenía que salir. Y fue así que llegó el día y lo solté.



Ahora sí. 

Ni bien lo solté costó mucho. No hace tanto tiempo de eso. Pero no tanto como yo creía que me iba a costar. Nada nunca es tan grave como me lo imagino, porque siempre imagino de más. Siempre sobredimensiono... al igual que sobredimensionaba al "gran pájaro" (no me vengan con dobles sentidos porque llegan tarde, soy el maestro del doble sentido). Lo sobredimensioné tanto que yo mismo me sorprendía de cuánto tiempo más podía aguantar sin liberarlo/me. Y así pasaban los días, los meses, los años. 

Siempre estuvo ahí, desde chiquito. Y crecía a la par mio. Pero yo lo mantuve en una jaula chica, entonces por un tiempo se mantuvo chiquito. Pero por ahí se me revelaba y crecía un poco más. Entonces yo le daba una jaula un poco más grande. Y así seguí hasta que me dí cuenta que era demasiado costoso mantenerlo encerrado. No se dan una idea lo que cuestan las jaulas!!! Increíble gasto: Tiempo, experiencias, sentimientos, falsas expectativas (mentiras, evasivas, caretas), pero sobre todo, cuesta vida. Si, me di cuenta que costaba caro. Y que hasta ese momento no me importaba gastar, porque si yo quería, podía conseguir más y más de todo eso. Me era muy fácil... porque es re fácil encajar en la norma y seguir los mandatos como se nos impone desde siempre. Es re fácil dejarse llevar por las religiones que te imponen formas de amar (que no incluyen todas las formas de amar) y así quedarte en el molde y juzgar a todxs lxs que no son como vos. Es re fácil mezclar conceptos como "lo normal" y "lo más común", dejando afuera a cualquier otrx que sea/piense/sienta distintx a vos.

No quiero sonar enojado. No lo estoy ni conmigo (y eso que me costó no enojarme conmigo mismo), ni con nadie más. Por más que estoy seguro que todo esto tiene que ver con "lo que esperan los demás". Sin apuntar a nadie, sino hablando como sistema social todo, y por mi personalidad que justamente no se caracterizaba por ser la más fuerte, decidida y segura del mundo.

En fin, me di cuenta de muchas cosas. Siempre acepté todo y a todxs. Siempre con la mente abierta pensando, conociendo y aceptando tantas realidades como personas conocía. Me fascinaba. Admiraba la diversidad. Pero en lxs otrxs. En mí no. Yo era un reprimido que aceptaba y se admiraba por lxs demás, pero para adentro nada... "no es momento todavía", me decía. "Todavía"... al menos era consciente que alguna vez iba a llegar mi momento.

Alto mambo, no? Tranqui. Le pongo dramatismo al texto para hacerlo un toque más entretenido. Lo puedo hacer porque más que nunca soy autocrítico. Siempre lo fui, pero nunca como hasta ahora con este tema. Ahora ya está. Estoy completo. Entonces me puedo ver hacia atrás y compararme con ahora. Puedo reconocer mis errores y reconocer que los tengo, al igual que todxs, pero al fin reconozco que no soy algo errado. 

Tenía la particularidad de sentirme errado, cuando era consciente que todo mi entorno cercano no pensaba como yo, y yo mismo no veía como erradxs a lxs otrxs. Pero así y todo seguía el "juego". Vergüenza y miedo eran los sentimientos en su mayoría, que después devenían en bronca, pero no la podía expresar porque "saltaba la ficha". Me construí cuidando que lo que haga o diga, no haga "saltar la ficha". 

Y así podría seguir enumerando tantas justificaciones y/o excusas para tratar de que quien lea, intente entender un poquito de todo lo que se transcurre. Pero esa no es mi idea. No tengo intención de victimizarme ni de hacer de esto un testamento bajón para excusarme de nada. Todo lo contrario!

De todo esto quiero rescatar todo lo positivo para que le sirva a quien sea. Quien esté pasando por lo mismo, o alguno de los "es re fácil" que no tiene idea de lo que su pensamiento y acciones pueden generar en otrxs. Que se entienda que después de tanto mambo propio, estoy mejor que nunca. Aceptado 100% y sin rendirme cuentas a mi mismo. Sin nada pendiente ni resentimientos propios por lo que pudo haber sido o por lo que no hice antes, sino totalmente entusiasmado, enfocado y divertido por lo que estoy pasando y por lo que vendrá.

Y cada día que pasa desde ese momento, es mejor que el anterior. Ahora si puedo hablar de seguridad, de optimismo, realismo e idealismo. Ahora sí puedo hablar de empatía, de sinceridad y transparencia. No porque antes no lo hiciera, sino que no era completo.

Este camino que estoy transitando es relativamente nuevo. Pero no me siento para nada ajeno a los pasos que doy. El proceso que transité me hizo dar cuenta que tengo las cosas mucho más claras de lo que pensaba. Dejar la vergüenza y el miedo de lado para permitirme SER. Y esa es la palabra que resume todo. Sin pensar en qué piensa el resto sobre mí. SER yo mismo conmigo y con los demás. Pero primero, conmigo. De una buena vez por todas, primero yo.

Ahora estoy acá. Con el panorama muy claro. Con la personalidad mucho más fortalecida. Sabiendo lo que quiero y lo que no quiero, de verdad. Rodeado por gente valiosísima: mi vieja y mi viejo, mis hermanxs, la familia toda, amigxs de siempre y los de no hace tanto. Gente que me ayudó a entender que nada es tan grave como uno cree. Que por más que uno siempre esté para otrxs, si no está para unx mismx, no sirve de nada. Que por más consejos sinceros que des, si no te los aplicas en tu vida, no valen. Que la felicidad no se puede construir en base a lo que piensan los demás sobre la felicidad. Que para construir, primero hay que desconstruir. Así de simple son las cosas. Siempre lo supe, pero no tenía los huevos para afrontarlo.

Hace un tiempo solté al gran pájaro que revoloteaba en mi cabeza. Lo liberé pero no me abandonó... sigue conmigo. Y yo, más orgulloso que nunca por dejarlo ser y, sobre todo, dejarme ser.




Dejemos los prejuicios de lado.
El amor es amor.