viernes, 16 de noviembre de 2012

Extraño ser

Último tramo... mes y chirola para que se termine eso que nos rige a todos: el calendario (por este año). Por más que se nos muestre en papeles de distintos colores y tamaños, con imágenes de paisajes, animales, minas en bolas o autos y motos... en pantallas de computadora, celulares y relojes "inteligentes". Sea como sea, sigue siendo lo mismo. A todos nos da por igual, seas quien seas, hagas lo que hagas... y esto me retrotrae a uno de las primeras entradas en este blog donde expresaba mi paranoia hacia el tiempo... en fin, qué le vamos a hacer?

Surgen los típicos planteos de fin de año. Crónica ya saca sus placas estridentes contabilizando cuántos días faltan para el verano, para navidad y esas cosas. Los supermercados, shoppings, kioscos y demás locales comerciales ya se pelean por quién pone más luces y guirnaldas... quién pone más tergopol o goma espuma simulando nieve -maldita trasculturación de algo que nunca vamos a tener: "una blanca navidad"-. Entre los universitarios rondan comentarios como "una menos, una más", "APROBEE" o, con menos suerte, puteadas o comentarios de aliento para tratar de sacarse ese perno de materia de encima (me incluyo en este último grupo). Planes de vacaciones, hacia dónde disparar -norte o sur, mar o montaña, familia o amigos, gasolero o all inclusive-. Cansancio, dolores corporales, stress y demás yerbas surgen cuando uno empieza a vislumbrar un no tan lejano merecidísimo descanso. "El cuerpo pasa factura" dicen por ahí. Otros tantos casos de quienes varios meses atrás ya empiezan a ir al gimnasio, hacer la dieta de la luna y toda la vía láctea, porque no le entra la malla, o porque "hay que llegar bien al verano"; también quienes ya toman sol de antemano, capaz pensando que serán los únicos "blanco teta" cuando se tengan que dar un chapuzón.... y así infinitas expresiones cotidianas que sólo vienen al nosotros cuando se viene fin de año.

Pero más allá de todas esas expresiones que son conocidas, la que más me pega es la de la extrañitis aguda. Es parte del "balance anual" que uno hace porque supuestamente algo termina y algo empieza. Qué se propuso al empezar el año, qué cumplió y qué, por arte de magia, puede llegar a cumplir en estos pocos días antes de que termine el año -y los mayas nos terminen haciendo bosta a todos-.
La extrañitis aguda es muy variable. No sólo se aplica a personas (y se puede aplicar tratamientos de llamadas o mensajes y eso), sino extrañar cosas que antes sucedían o hacía, y ahora por X o por Y, ya no pasan. Tampoco me voy a ahogar en un vaso de agua... soy nostálgico pero tampoco para tanto. Son sólo cosas que uno echa de menos. Tiene bastante de añoranza también. Sólo que la añoranza es más triste (creo), ya que implica "extrañar" algo que no tuvimos, pero que queremos tener.

Todas esas cosas entran en este momento... el pasado que condiciona al presente (extrañar), y el futuro que nunca es lo que uno espera. A lo sumo uno puede estar medianamente preparado para lo que sea que venga o excusarse atrás de la frase "por algo será". Ese es un planteo que lo tengo bien firme en este tiempo... "estoy preparado para lo que sea"... al menos así lo repito, y al repetirlo, lo termino creyendo. Es como quitarme responsabilidad de pensar si lo que viene va a ser o no como imagino.

Por el momento sigo acá... no me animo a plantearme ningún balance anual todavía, porque todavía quedan días en el calendario (planteo optimista), pero sabiendo que en realidad no quiero reconocer que las cosas no se dieron como uno pensaba (planteo realista). En fin... si se dio o no como uno imaginó, es totalmente relativo. Es sólo una parte más de un todo que serían las expectativas, o los sueños si se quiere. Pero está bueno hacer ese ejercicio... ese "me imagino lo que vendrá en base a lo que ya pasó, para modificar lo que estoy haciendo ahora para que pueda llegar a ser un poco parecido a lo que imaginé". Y en ese "lo que ya pasó" viene el extrañamiento (suena feo pero si, existe, ya "googleé" la palabra), porque uno extraña lo bueno, lo que quiere volver a ver o a hacer.

Quizás un año es poco (ponele), y tendríamos que hacer planes a largo plazo o por etapas, para que en el momento de hacer el balance, sean mucho más agradables los resultados. Pero no, no se puede romper la rigidez del calendario... pero sí acomodarse y acomodarlo como uno mejor le plazca. Así que bue... ya fue. A disfrutar los días que quedan hasta que llega el momento de pensar en  lo que pasó y lo que queremos que pase... y así volver a repetir al año siguiente, y al siguiente....

martes, 23 de octubre de 2012

Vueltas, de vuelta.

... de nuevo estoy de vuelta, después de larga ausencia... (?)
 
Es de noche, como todas las veces que escribí. Escuchando música y con ganas de escribir. La tele en mudo, como para decir que veo gente en el departamento a parte de mí. Están pasando "Bastardos sin gloria", en I-Sat. Película que ví muchísimas veces, por partes, completa, al derecho y al revés. Me caga de gusto esta película (no tanto como Kill Bill, también de Quentin Tarantino para quien no sepa y le interese).
Y habiendo empezado con ganas de escribir pero sin una idea concreta que se me ocurra, ésa introducción ya me prendió la lamparita. Iba a escribir un monólogo filosófico aburrido... y voy a terminar haciendo exactamente eso mismo.
Como ya dije en varias entradas anteriores: sin importar quién entre ni qué le genere si lee lo que escribo. Al principio si me importaba... me esforzaba por salirme de mi y ver lo que escribía con ojos de otro, para tratar de sentir lo que sentiría alguien ajeno a mi al leerme. Como tratando de entenderme y de no generar un texto aburrido. Ejercicio complicado, al pedo... y desistí. Capaz que me di cuenta que en realidad no me importaba, o también, porque no me alcanza terminar de ordenar los pájaros en el marote como para ponerme a verlo desde afuera.

Muchas vueltas, no? El tema es que de tan rutinario que uno es, termina haciendose un embrollo de la nada. Un laberinto por así decirlo. Que tiene un solo ingreso y una sola salida. Como muchas cosas... muchas, pero no todas. La película que está pasando tiene algo de eso... basada en hechos reales, con un principio y un final (y tooodo un quilombo de cosas en el medio), pero desvirtuada al final. Cambiando el desenlace de la realidad que todos conocemos, por uno que muchos hubiésemos querido que sea... pero no fue. Entonces, en este caso la ficción muestra un desenlace alternativo, y nos pone a pensar en "qué hubiese sido si...", y nos quedamos pensando en el pasado tratando de imaginar lo que hubiese pasado si no pasaba lo que pasó. Me volví a enredar.

El problema es que uno siempre cae en eso. Arrepentimiento, dudas, replanteos sobre lo que hizo o lo que no hizo. Personalmente no me va eso. En mi punto de vista, las cosas son como son y ya. Y mucho menos forzar algo que sabemos que no va a ser. Lo digo por experiencia, porque ya me pasó y no está bueno caer de nuevo en eso. Se vuelve rutina si no, al estilo de un círculo vicioso que no queremos entrar, pero inconscientemente (o no), lo hacemos.
Que qué problemas tengo con la rutina? Ya la nombré muchas veces en entradas anteriores, pero sigo sin terminar de entenderla, o no quiero aceptar que hay algo que es simple, estático y estructurado que me "controla". Podría comparar la rutina con una imagen totalmente contraria a la de la derecha... la rutina sería representada, a mi manera de ver, como una línea recta, un segmento con principio y final. Porque así la veo yo, aburrida. La imagen me genera todo lo contrario. Un desafío, un laberinto, algo indescifrable a simple vista, y que hay que recorrer para encontrar la salida.

Me fuí por las ramas de nuevo... pero de a poco voy completando ideas que quedan sueltas entre todas las notas (o eso espero). Volviendo al enredo. La imágen es genial! Gracias a una prima que la publicó una vez y la verdad que es muy buena... "Vida simplificada"... Un principio y un final. Y en el medio un tremendo quilombo que ni siquiera la persona con más paciencia en el mundo puede desenredar. Pero esa es la idea! El inicio y el final ya lo sabemos, y no me refiero al nacimiento y a la muerte como muestra la imagen, sino a cualquier situación que se nos presente. Entonces, el tema no es desenredar ese enredo (valga la redundancia), sino recorrerlo cual laberinto, con ese entusiasmo que uno tiene cuando entra a uno... siempre y cuando uno quiera entrar, claro. Sabiendo que hay infinidad de caminos para elegir. En algunos casos pudiendo volver atrás, en otros no. En esos que no se puede volver atrás depende de nosotros elegir "bien o mal", y en los que si se puede volver, hay que acordarse el camino que nos llevó a nada, para no volver a repetirlo.

Y ahora qué? Llega el final de este enredo de palabras. Pero de éste solamente. Empezó sin una idea, o, en realidad con muchas ideas malas y ni una concreta, que terminaron siendo una sola que no sabía cuál era y ahora sí. Simplemente la idea de escribir algo, sin saber para quién ni qué. Ideas que siempre están, dando vueltas, algunas se escapan, otras se quedan, como pájaros en el marote.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Bienvenida la duda.


Interrogantes, incertidumbre, cuestionamientos, inquietud… en fin, dudas.

Últimamente me estoy dando el “permiso” de dudar ante muchas cosas. No por desconfiado o inseguro, sino porque me obliga a investigar, analizar… pensar sobre todo. Llegué a un punto casi utópico de pensamiento donde todo está permitido, donde nada es certero.
En el camino de la búsqueda de algo certero –no digo “la verdad”, porque esa palabra tiene tanto poder que elimina por completo todo tipo de replanteo o refutación, es una palabra ligada a lo absoluto, donde lo relativo pasa a ser descartado por completo sin darle la más mínima posibilidad de existir-, la duda es la herramienta más fantástica que existe para llegar a la meta. Hay una frase que dice: Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; mas si se acepta empezar con dudas, llegará a terminar con certezas.  Y, en mi punto de vista, es muy acertada.

Cuando se presenta una duda, depende mucho de uno mismo, lo que hace con ella… del conocimiento, experiencias, fé, etc. Puede llegar a incentivar a una persona a llegar a descubrir cosas, mediante el interés que genera esa duda, la inquietud y las ganas de “querer ver” lo que, antes de la duda, no lo veía (o no quería verlo). Puede pasar desapercibida y ser descartada y/o reemplazada por otra nueva; o también, puede paralizarnos hasta el punto del miedo, dejándonos sin capacidad de “atacarla” para poder superarla.

Pero la duda no sólo da lugar a encontrar “lo certero”. Sino también a su contraposición, “lo errado”. Y de la misma manera, depende de uno mismo cómo actuar frente a ese error. Aceptarlo y trabajar en base a él, para no volver a repetirlo… o negarlo y hacer de cuenta que directamente nunca le interesó “investigar” esa duda.

Entonces la duda se plantea como posibilidad de buscarle la vuelta a algo que ya conocemos (sino no sería duda, sería un conocimiento nuevo). El que aprovecha esa duda, es porque quiere encontrar lo que busca (sépalo o no), sin interesarle el resultado (acierto o error), porque, desde un principio, se dio “el permiso” de dudar, y el que duda, acepta todo tipo de desenlace… ya que, al fin y al cabo, las dudas vuelven a uno cuando menos lo espera.
Así es que la decisión y la acción pasan a ser protagonistas en el momento que se presenta una duda. Ya que es imposible “despejar” una duda sin actuar.

Y para mí, todo este revoltijo de dudas, certezas y errores, no hacen más que sumar conocimientos en base a aciertos o desaciertos (todos bienvenidos por igual)… pero sobre todo, hacen que aumente mi capacidad de entendimiento de muchos aspectos que, antes, no les daba importancia.

Pero no es fácil tampoco, porque tener esta perspectiva, hace que mi visión “relativa” de las cosas no tolere a las absolutas… en otras palabras, no termino de aceptar las cosas que son “porque sí y punto”… verdades absolutas y cerradas que querramos o no, existen o “se sostienen”, y por algo será… cada uno tendrá su herramienta y su motivo por el cual adopta esa postura. Y es jodido. Porque termino dándome cuenta que esta perspectiva “relativa”, termina cerrándose y convirtiéndose en “absoluta”, igual a lo que rechacé desde un principio, desde el principio en que se presentó esa duda. 

Entonces, termina siendo, al fin y al cabo, un tema personal, independiente a la duda primera… sólo queda laburar eso, donde convergen (in)tolerancia, prejuicios, y tantos otros aspectos que también son parte de la gran bandada de “Pájaros en el marote”.

René Descartes sostenía que se puede dudar de todo, excepto de que se duda. Así que… bienvenida la duda! - "Nada es verdad, todo está permitido".

lunes, 6 de agosto de 2012

STOP!

Qué tanto margen existe entre el prejuicio y la discriminación? Serán las mismas cosas?  El prejuicio es personal e introvertido y la discriminación es el prejuicio expresado, puesto en evidencia? Uno puede pensarlo pero si lo dice está mal?

En qué se basan los prejuicios? Si vamos al caso, la palabra misma lo dice. Es un pensamiento previo a una opinión o valoración. Es algo que uno imagina basándose en cosas que conoce (o no). Es una forma de prepararse para algo que no se quiere, algo negativo. Digo negativo porque, si fuese positivo, dejaría de ser un prejuicio para convertirse en un anhelo, un pálpito u otras palabras más. El prejuicio es negativo.

Desde dónde y hacia dónde se dirige? Dependiendo de qué tipo de prejuicio se trate. Puede ser en base a clases sociales (rico o pobre), religión (distintas creencias), raza (etnias, costumbres, cultura) y estética (físico, forma de vestir, peinado), entre otros... los más "conocidos" históricamente. Tanto desde lo general y desde lo particular. Desde un grupo social o hasta una sola persona.

Es difícil aceptar en uno mismo cuando se prejuzga algo o a alguien. Yo lo he hecho y supongo que es un rasgo común en muchos... o lo supongo porque no quiero creer que soy el único. Creo que un mal social. Un defecto que inconscientemente adquirimos por distintos elementos de nuestro entorno. Es un círculo, que va y viene... algo recíproco. Así como uno tiene prejuicios sobre alguien, también es susceptible a ser prejuzgado por otro alguien. Y eso es lo que no le gusta a nadie: ser prejuzgado, discriminado. 

No me voy a poner a filosofar explayándome en frases como "no juzguéis o seréis juzgado"... o el "no hacer a nadie lo que no nos gusta que nos hagan". Pero esto si me convence, que el hecho de prejuzgar, no prefiere raza, religión ni clase. Ya que se presenta en todos los ámbitos.
Tanto desde un extremo hacia el otro. De un rico hacia un pobre, y viceversa, de un "cheto" a un "negro" por ejemplo. Pero también hay desde "chetos" hacia "chetos" y desde "negros" hacia "negros".

Entonces, si pensamos en discriminación, hay alguien "bien" y alguien "mal". Alguien admitido y alguien marginado. Y también existe el "automarginado"... que no es más que la reciprocidad de la idea.

Todo este chorizo de palabras e idas y vueltas de arriba, se me vienen planteando desde hace un tiempo y estos días lo estoy profundizando mucho más... desde cuando surge el término "INCLUSION" en mi entorno... como idea de incluir a alguien que no lo está.

Pero quién incluye a quién? Es una idea de revertir la marginación? O sea, los que incluyen ahora, son los que antes marginaron? O se autoincluyen los marginados?

Y resulta que no sé en qué punto estoy yo. Si, a mi entender, por más prejuicios que haya tenido (y tenga todavía), creo que no llegué a marginar a nada ni nadie. Ni tampoco me he sentido marginado.

Lo que sí sé, y lo estoy laburando y es algo que me gusta cada vez más, es romper esa falsa diferencia que en algún momento se nos metió en la cabeza. Esa idea de que hay alguien mejor y alguien peor, tratando desesperadamente de creer que uno está del lado de los "mejores". 
Me pasa a tal punto en que me incomoda (no quiere decir que no me agrade) recibir reconocimientos o "alabanzas" por lo que hago o cómo lo hago. Ya que soy yo, es lo que me tocó y es lo que me gusta. Y cada uno tiene sus características que los hace ser quienes son, tanto individualmente y como parte de un grupo.

Cosas que por X o por Y, a cada uno nos tocó lo que somos ahora. Y a hacer lo que podemos (y más), con lo que tenemos. Pero nadie es mejor que nadie. Creo que acá si encaja perfectamente el término de INCLUSION. En el marco de las oportunidades. Incluirnos a todos en el amplio "abanico de posibilidades" (término muy usado en la facu, el cual pensé nunca utilizar fuera de ella). Ya que cómo las aprovechemos o desaprovechemos, depende pura y exclusivamente de nosotros, reconociendo la importancia de que éstas oportunidades se dan para todos por igual... entonces ahí es el momento de superarnos a nosotros mismos para alcanzar lo que queremos, sin generar comparaciones ni prejuicio alguno.

domingo, 29 de julio de 2012

Reloaded

Casi un mes sin pasarme por acá. Pero con la mente en esto, por que es lo que me propuse al empezar... sin forzar nada. Aunque estos días pensaba que se me había tornado aburrido. No para mí (escribiendo), sino que para el que lee (incluido yo de nuevo). Voy a intentar ponerle un poco de sal y pimienta... y si no sale, no sale.


Anduve colgado... bah, descolgado digamos. Pero, con la cabeza a full. Y el corazón también... sobre todo.
Un muy buen mes de Julio. Ambiguo... intenso y relajado; entretenido y con responsabilidades... como para empezar la 2da parte del año con todo.


En primer lugar,  como ya lo expresé en una nota anterior, el simple hecho de estar en casa, con todo lo que eso implica... y cada vez el tiempo pasa más rápido, porque uno disfruta lo que hace.


Por otra parte, por una reunión familiar (de una parte de mi flía), sin precedentes... con parientes que vinieron a Formosa de varios puntos del país y también desde Paraguay. Conociendo excelentes personas, con muy buena onda... todos convocados por algo casi protocolar, que se dió así en un principio... pero con tanta alegría y buenas expectativas, que pasó a ser como si nos conociéramos desde siempre y viviéramos todos en la misma ciudad. Además de reencontrarnos entre quienes hace mucho no veíamos por razones de distancia y demás.


Corroboré que SI se puede estudiar en Formosa en las vacaciones!!! Gracias a que me instalé en lo de mi prima y religiosamente (o no tanto), nos levantábamos temprano a estudiar, y junto a otra prima nos hacíamos aguante entre los tres para no caer en la tentación de la vagancia. 
Obviamente que fue un caso muy especial, ya que era para rendir el último final de la carrera. El CaPrEx (Cagaso Pre-Examen) acumulado no se podía describir... nunca estuve tan nervioso para rendir un final. Y ahora solo queda esperar la nota.


El día del amigo. Fecha meramente comercial??? Puede ser... pero queramos o no, es un día donde uno se pone "cursi" y sentimentaloide acordándose de esas personas que uno elige para que lo acompañen. Y yo caigo con fiebre por una pseudo gripe que todavía anda rondando por acá. Que lo parió!!! Igual, gracias a internet y celular pude recibir y enviar saludos a los que tenía cerca y no tanto.

MUSICA! A pleno. Como siempre y más. En familia con guitarras y canciones fogoneras y otras no tanto. Divididos al palo, con el primer recital de la aplanadora en Formosa... espectacular.


Realmente intenso. Agradable en todo sentido. Unos días que me sirven para recargar las pilas para la segunda mitad del año... que ya está pasando rápido otra vez.


Y ahora acá. En Córdoba de nuevo. "Rutina", tesis, amigos, departamento solitario, buscar laburo... en fin, lo mismo de siempre, pero renovado y con más entusiasmo que antes.

Saludos!

lunes, 2 de julio de 2012

De turista en mi casa



A muchos les habrá pasado alguna vez, sobre todo a los que, como yo, tuvieron la posibilidad de irse de su ciudad natal, hacia otra (sea por estudios, trabajo u otras razones). Esa ciudad en la que crecimos y ahora tenemos un poco de ella en nuestra forma de ser. Porque, a parte del núcleo familiar, el barrio, ciudad y provincia de donde venimos nos definen de cierta manera, obviamente, dependiendo del tiempo que estuvimos ahí. Tonadas, códigos, costumbres, horarios, etc, que se convierten en elementos constantes de nuestras vidas... por así decirlo, forman parte de nuestra rutina.


Y cuando volvemos después de un tiempo, después de acostumbrarnos a nuestra nueva "casa" completamente distinta a la primera, nos sentimos como si fuésemos "turistas en nuestra propia casa". La casa que nos vio crecer, el barrio, la ciudad. Uno la percibe distinta, con una suerte de nostalgia acumulada. Sensación totalmente contraria a cuando vivíamos ahí. "No me banco más esta ciudad de mier...", por ejemplo, es una de las típicas frases que decimos después de conocer algo "mejor". Porque nos hace abrir la cabeza, y empezamos a comparar, "crecemos", conocemos otras costumbres, personas, y cualidades propias de una nueva ciudad... sin darnos cuenta quizás, que a la vez que el tiempo y la distancia se agrandan, nosotros también.


Así se titula esta nota pero no por sentirme ajeno a lo mío, sino por que, al vivir lejos de mi ciudad (Formosa), mi familia, amigos y demás cosas, cambié mi manera de verla. Es rara la sensación de decir "me voy de vacaciones a mi casa", y disfrutar de cosas que antes quizás (antes de venir a vivir a Córdoba), no las disfrutaba porque justamente, esas cosas eran parte de mi rutina, cosas que eran cotidianas y llegaban a "cansarme".


Y lo opuesto me pasa con la ciudad de Córdoba. Es parte de mi rutina. La conozco, la camino, la vivo y la tengo "fresca" en mi mente. La estudié y la estudio en la facu... esta visión arquitectónica que adquirí, hacen que mi percepción se agudice aún más... la pienso, la critico, la imagino, la quiero, la odio, etcétera.


Hace un par de años atrás, en una cátedra de la facultad, un profesor propuso generar un "recorrido turístico por Córdoba". Era genial! Todos los alumnos en colectivos recorriendo distintos edificios de la ciudad, con un enfoque teórico que abordaba la cátedra (no dejaba de ser un "viaje de estudios"), pero la mayoría de nosotros, no habíamos registrado estos edificios, o ni siquiera los habíamos visitado. Por este tema de lo rutinario.


Desde ahí empecé a pensar, que si no viviera acá hace varios años y llegara como turista, la percibiría de una manera totalmente distinta. Me sorprendería, recorrería los típicos lugares que recorren los turistas, y demás actividades que uno hace cuando tiene la posibilidad de conocer una ciudad nueva y con el mismo entusiasmo que eso implica... la misma sensación que me da cuando vuelvo a Formosa. Esa sensación de bienestar y rélax, de disfrute pleno... quizás porque es poco el tiempo que tengo para hacer todo lo que quiero o, como dije más arriba, porque la nostalgia se va acumulando y ése es el momento para revivir eso que añoro.


Pero pensándolo a futuro, ésta nueva posición de sentirme "turista" en mi ciudad natal, la veo muy útil. Desde la perspectiva de futuro arquitecto, con todo lo aprendido hasta el momento, me sirve para ver las cosas desde afuera. Como algo novedoso, potencial... muy lejos de ser rutinario. Algo así como "redescubrir" lo mío, con todo lo que eso implica. Cuando hablo de rutina no quiero que suene como algo negativo, me refiero a lo cotidiano, lo que inconscientemente quizás, forma parte de nuestra vida.


La imagen, bastante actual, es de una parte de la ciudad de Formosa. Cuando la vi, me pareció fantástica, no sé si porque está tomada desde lo alto, por la naturaleza u otras cosas que se pueden apreciar... cosas que la hacen ser ella misma y que me generan cosas, que quizás, si no me hubiera ido, no las apreciaría.

jueves, 28 de junio de 2012

Virtualidad: Realidad Irreal

Hace unas horas en una cena con amigos, les conté lo siguiente. Ayer me pasó algo muy groso. De esas cosas que uno se podría sentir orgulloso. Una sensación de victoria sobre distracciones, vicios o debilidades (ojalá fuera el cigarrillo).
Maduré. Eliminé de mi cuenta de facebook, el Cityville (de nada para todos los que eran víctima de innumerables publicaciones en las noticias de sus cuentas).
Para los que no lo conocen, es uno de esos juegos de facebook que, si uno es débil ante estas cosas como yo, terminás adicto y llega un punto que el sentido lúdico con el que uno juega al principio, pasa a último plano. A tal punto de generar una dependencia casi enfermiza. Como la mayoría de los video-juegos. Subir de nivel, cumplir misiones, recibir recompensas, etcétera.
Con la ENORME diferencia, que éstos juegos on-line, requieren una participación colectiva, que va más allá de lo que uno puede hacer dentro del juego, ya que terminás involucrando a amigos a los que pedís ayuda para que tu juego sea aún más completo y requería cada vez más atención. Como el famoso Dinky-Dino, también conocido como Tamagotchi... (regresión).
En fin, con esto no quiere decir que dejé de lado mi "costado lúdico". Todavía me quedo con grandes hitos como el tetris, o juegos de ingenio o destreza mental que, para bien o para mal, también están en facebook.
No los aburro más con inescrupulosas explicaciones sobre mis actividades en el mundo virtual. Era sólo una breve reseña introductoria a esta sensación de "victoria" ante algo que me atrapó hasta el cansancio.


Todo esto me dejó pensando en esta gran polémica contemporánea... la dicotomía entre lo real y lo virtual.

No quiero ahondar en temas como el acelerado avance tecnológico y de comunicaciones, sólo tirar algunas reflexiones sobre en qué lugar estoy yo, como usuario (consciente o no), de éste fenómeno.
Qué tan dependiente soy de ésto? Mucho. Estoy la mayor parte del día conectado a internet, desde la pc, desde el celular, en cualquier lugar. Mensajes de texto, chat vía celular, llamadas, televisión, radio por internet, etc. Buscar direcciones y teléfonos por internet, comprar cosas por internet, estudiar, ver películas, escuchar música, leer, opinar, escribir, jugar y otras tantas innumerables posibilidades que aún se siguen sumando a esta interminable lista. Algunas con un trasfondo totalmente distinto como "conocer" gente nueva, "sociabilizar", y otros términos extraídos de la realidad, que no se aplican a lo virtual, justamente por no tener la esencia de lo tangible... o quizás si, pero en algún momento se termina.



Se me vienen a la mente esas publicidades de empresas de telefonía o internet, que hablan de la posibilidad de estar en contacto permanente con personas que tenemos a varios kilómetros de distancia, con las mismas sensaciones y emociones como si estuviéramos uno frente al otro. Que algo de cierto tienen (más allá de la finalidad comercial propia de estas empresas). Me sirve para estar en contacto con mi familia y amigos que se encuentran en otras ciudades... escucharlos, hablarles, verlos, etc... pero todo mediante un artefacto de por medio.


Qué tan real puede ser algo que se transmite virtualmente? Qué tanto le llega a uno? Qué tanto lo llena? Eso depende de cada uno. 


Muchas veces me preguntaron qué tan interesante encontraba internet como para estar casi todo el día conectado. Es algo totalmente personal. Al igual que yo pienso que internet es una herramienta maravillosa... siempre y cuando se sepa utilizarla. Hay personas que la usan más, otros menos, otros nada. Y cada uno, fuera de ella, sigue igual (creo).
Pero no deja de ser virtual, que por más realista que pueda llegar a ser, sigue siendo irreal. La contrariedad de decir "acercarnos, estando físicamente lejos". Falsos avatares que se anteponen ante nosotros y con los que nos "resguardamos". Nos sentimos intocables, o con más huevos para decir tal o cual cosa... y quizás en la vida real no sea tal cual así. La vida real maneja tiempos, espacios, distancias, emociones, etc. que la virtual no, porque nos da la posibilidad de proponer y disponer de esto a nosotros mismos (o eso es lo que nos hace creer).


Me recuerda a la escena de Matrix... la pastilla roja o la azul. Realidad/Virtualidad. Verdad/Mentira. Tangible/Intangible. Ser/Aparentar... y quizás fuí, soy y seré víctima de esta "doble vida", al igual que muchos otros. 


Lo ideal es que esa realidad irreal de la que formamos parte y armamos o desarmamos (si se nos permite), se despoje cada vez más de lo virtual e intangible. No dejándola de lado ni desaprovechándola, sino ganando transparencia para que esa brecha que las separa, cada vez sea menor.

martes, 12 de junio de 2012

En construcción...

Por si no todos saben, soy un estudiante de arquitectura, transitando la última etapa de la carrera... trabajo final, tesis o como sea que quieran llamarla... ¿a qué se debe esta aclaración? a que debido a esta situación, los "pájaros en el marote" están que no dan más de alborotados. 

No pienso aburrirlos (aburrirme) con palabrería sobre la arquitectura y alabanzas hacia grosos de la materia. Con esto no quiero decir que me aburra (todo lo contrario), no voy a profundizar en el tema, sino en el proceso per sé.

Una vez un amigo y compañero me dijo que no veía en mi a un "friki" de la arquitectura, refiriéndose a que no me veía compartiendo opiniones sobre tal o cual obra paradigmática de la arquitectura, ni sobre algún famoso arquitecto de renombre. Y tenía razón. Siempre vi en la facultad a compañeros y profesores debatir y analizar obras de arquitectura de una manera tan admirable que me quedaba escuchando y anotando datos para después "googlear" y apreciarlo por mí mismo, para sacar mis propias conclusiones y hacer un análisis quizás más objetivo.

Nunca fui muy entusiasta en realidad. No por que no me genere interés ni nada por el estilo. ¿Inconformismo quizás?, ¿Falta del factor sorpresa?. ¿Por el solo hecho de no ser "uno más del montón"? Un poco de todo. Sin querer, mi cabeza va más allá de lo concreto.

Al decir "no ser uno más del montón", no quiero sonar egocéntrico ni hacerme ver superior a nadie, sino que me refiero al simple anhelo de las personas a ser original, a resaltar por las características propias que tenemos cada uno, distintas a las de otros. Al fin y al cabo, si no tuviéramos ese anhelo, todos seríamos iguales, usaríamos las mismas cosas, tendríamos las mismas costumbres, viviríamos del mismo modo, etcétera.

Y todo esto se debe a cambios. No a cambios arbitrarios, sino a cambios determinados, definidos por muchos factores que hacen que uno cambie. Estos factores están ligados directamente al conocimiento, a lo aprendido y aprehendido, a la edad y la madurez que uno va adquiriendo (o no), al "universo simbólico" de cada uno... en otras palabras, a la realidad con la que uno se enfrenta y la moldea a gusto y piacere.

Así es que en la mayoría de las cosas, yo tenía bien claro lo que quería para mi futuro:

_En el polimodal, a los 15 años ya tenía una leve idea de lo que quería estudiar en la universidad. Es así que entre las orientaciones, elegí la de "Arte, comunicación y diseño".
_Al ir terminando el secundario, sabía que quería estudiar o Diseño gráfico, o Arquitectura, eligiendo esta última.

"Y por suerte la pegué", pensaba antes.

_Cuando llegué a Córdoba a estudiar decía que, ni bien me recibía, iba a volver a mi ciudad, Formosa, para ejercer mi profesión y asentarme definitivamente. 

Me acuerdo que una vez, hablando con una amiga futura psicóloga, le conté eso y ella me dijo que me tenía como alguien que tenía bien claro lo que quería hacer a futuro.

Pero después de unos años, de varios "clicks" y demás, acepté que uno nunca puede pautar con anterioridad lo que va a hacer o lo que le va a suceder. Hay que estar dispuesto a saber aprovechar las oportunidades que se presentan, sin cerrarse en un modelo estático... no hay ninguna norma al respecto. Ahí viene la famosa pregunta de si "¿creés en el destino?"... creo en las causalidades... todo sucede por algo, y ese algo puede ser modificado por uno mismo, o manejado hasta cierto punto. Así pasamos a las pre-figuraciones que cada uno hace sobre lo que lo rodea. Las expectativas que tiene para lo que viene; los sueños, que son muy buenos para dejar volar la imaginación y, presentándose nuevamente, el anhelo de "no ser uno más del montón".

Para cerrar. Retomando las preguntas sobre si soy inconformista y sobre si soy o no fácil de sorprender. Creo que son factores que me hacen ver las cosas de una manera distinta. El inconformismo pasa por el "no estar conforme" con algo, pero no el inconformismo material, no. Sino el inconformismo espiritual por así decirlo... ése que hace que quieras saber más, entender más, descubrir más. Que si no lo controlas, terminas dejando todo atrás y nunca vas a encontrar tu lugar. Y en cuanto al factor sorpresa... siempre me quise adelantar a la sorpresa. Por ilusionarme, por anhelar que suceda algo con muchas ganas y, cuando sucede, el factor sorpresa no existe, porque ya la "gasté" antes que suceda... y, sin un mísero disfrute, llega la decepción.

En cuanto a mí, esos dos factores los estoy laburando, en esta etapa de "crisis" que sugiere esta instancia de mi carrera... pero entendiendo que esa crisis, sólo es una etapa más de la construcción de una etapa.

lunes, 4 de junio de 2012

El tiempo pasa, nos vamos poniendo ...



¿Cuántas horas al día dormimos?, ¿Cuántas horas al día estamos trabajando o estudiando?, ¿Cuántas horas al día caminamos o nos movemos de un lado al otro?, ¿Cuántas horas al día disfrutamos del día?, ¿Cuánto tiempo en el día comemos?, ¿Cuántas horas al día le dedicamos a otra persona?, ¿Cuántas horas al día nos relajamos?... y así se pueden seguir haciendo muchas más preguntas sobre qué hacemos y cuántas veces o por cuánto tiempo; sin siquiera imaginarnos la sumatoria por semanas, meses o años…

Los médicos recomiendan hacer ejercicios por 1 hora al día como mínimo. Recomiendan dormir entre 6 a 8 horas para estar bien descansado. Laburar más de 12 horas por día es abuso. Estudiar más de 8 horas al día es enfermizo (y el que lo hace muy seguido va directo al surmenage). Estar mucho tiempo con la misma persona resulta “ahogante”. Las relaciones sexuales se miden en minutos y son más elogiadas las que duran más. Distancias que demanden más de 30 minutos caminando resultan agotadoras. Transportarse en colectivo más de 40 minutos hacen pensar que estamos saliendo de la ciudad… etcétera. TODO lo que hacemos está regido por el tiempo.

Quizás en sociedades primitivas me hubiera ido bien, “adorando a Cronos (Dios griego del tiempo).

El tiempo es algo que siempre llamó mi atención, pero no hasta el punto de la paranoia (hasta ahora).

Los relojes van siendo desplazados de a poco por los celulares. Alarmas programadas para todo: despertarse, recordatorios de reuniones, cumpleaños, medicamentos, visitas al médico, etc. etc. Cada vez más aferrados al tiempo, pero sin darnos cuenta que cada vez dependemos menos de nuestra memoria. No la emotiva ni nada por el estilo, sino la memoria del tiempo. Esa que nos hace acordar de fechas y horarios sin necesidad de recurrir a una extensión de ella que termina reemplazándola.

Si hay algo que heredé de mi abuela (Perla), más allá de los rasgos físicos, es la memoria. Números, fechas, acontecimientos y demás cosas… que a quien le digo algo que pasó, primero duda, y después termina usándome de recordatorio a mi jejeje.

Con esto no quiero decir que me acuerdo de todo… digamos que la tecnología (en este caso el celular), también me hizo vago… antes uno se aprendía los teléfonos de memoria para poder llamarlos desde un público, o tenía una agenda improvisada en la billetera; ahora solo basta con navegar en una extensa lista de contactos que uno agenda y escasas veces utiliza la mayoría. Pero sí creo que retengo por más tiempo, situaciones o hechos importantes que por equis cuestión, hacen que no me olvide… por ser muy buenas, o muy malas (generalmente recordamos más las malas por ser cosas que pasan menos frecuentemente), cumpleaños de familiares y amigos, etcétera.

Frases como: “El pasado es historia, el futuro un misterio pero el hoy es un regalo, por eso se llama presente” y otras similares que alientan a que uno deje el pasado de lado y viva el presente para cambiar el futuro, se ven cada vez más seguido en los comentarios cotidianos de las personas. Como esas imágenes con fondo negro que publican en Facebook y que suelen tener fotos de mascotas, corazones y personajes famosos.

Esas cosas son las que me hacen creer que no es solo un mambo mío esto de “Qué rápido que pasa el tiempo”… inconscientemente, a todos nos pega igual. Y no por que tengamos arrugas o canas, sino con el simple hecho de mirar a hermanos menores o primos chicos, que de un día para el otro ya pasaron del jardín al primario, al secundario y de repente estamos todos hablando de facultad... y nosotros seguimos iguales (o no).

Esto me trae a memoria un texto de Alejandro Dolina donde habla de la celeridad con la que vivimos y aprendemos… todo lo que se ofrece se resume en títulos como “HABLE INGLES EN 3 MESES” o “APRENDA GUITARRA EN 10 CLASES” y tantas otras oportunidades que nos prometen la perfección en poco tiempo. Porque el tiempo es oro, “el tiempo es tirano”, tenemos miedo de perder el tiempo y no nos damos cuenta que, por evitar perderlo, lo terminamos haciendo. Concluyendo Dolina en títulos alentadores como “APRENDA A VIVIR EN TODA UNA VIDA”.

Tiempo no es sólo segundos, minutos, horas, días, etcétera; sino que es eso, más lo que uno hace, lo que uno vive. Si lo disfrutás, el tiempo pasa rápido… si la pasás mal, el tiempo pasa lento y no ves la hora de tomarte el palo e ir a “perder el tiempo”.

Como la obra de Dalí, “La persistencia de la memoria”, dejemos de pensar en el tiempo como algo duro y redundante, que se repite una y otra vez. De nosotros depende “ablandar” al tiempo y hacerlo pasar, rápido o lento, bien o mal. Al fin y al cabo, que el tiempo pase es inevitable, que quede en nuestra memoria es cosa personal.

Gracias por su tiempo! :D

jueves, 31 de mayo de 2012

Pájaros en el marote…


Mi primer blog, por más veces que haya querido armar uno, nunca lo hacía… para qué? Catarsis se podría decir… en fin, lo armé. Y ahora?...

Nunca pensé que podía ser tan difícil encontrar un nombre o un título para un blog. Es mucho más fácil nombrar personas, animales, electrodomésticos y demás yerbas… pero nombrar  un blog personal, es realmente complicado. Encontrar palabras o frases, que resuman de cierta manera, lo que uno quiere contar. “Blog personal” pensaba yo… al tratar de encontrarle el nombre en base a la finalidad del blog. “Googleé” pasos para nombrar blogs, ideas, palabras clave, escuché canciones que me gustan, pensé en películas que me gustan, etcétera… y llegué al punto de crisis tal que me dije: “no me gusta nada… no me siento representado por nada…”, y ahí frené. No puede ser que un mísero nombre para un blog que vaya a saber cuánta bola le de en el resto del tiempo, me vaya a quitar tanto el sueño. Con ayuda de una amiga que me empezó a hacer preguntas más específicas, empezamos a tirar ideas… “No quiero que sea el típico –El diario de Bruno-“ y caer en la vulgaridad de un título que no es más que descriptivo, y aburrido. Ella me tiró ideas hasta en otro idioma, en base a mi color favorito (y ni siquiera yo estaba seguro si ese es mi color favorito). Al fin y al cabo llegué a encontrar uno que me dejó menos incómodo que los otros que había pensado.

“PÁJAROS EN EL MAROTE”… en base al tema “pájaros en la cabeza”, de Ismael  Serrano (artista que suelo escuchar mucho), pero modificándolo por el maldito mensaje que dice “ese nombre de blog ya existe, intente con otro”… (…)

Qué quiere decir “Pájaros en el marote”?, Qué voy a escribir y a compartir con quien se le ocurra pasar por acá?... y bueno, se va a ir armando o desarmando según muchas cosas. Creo que este título es exacto, para sintetizar algo que, en mi marote no se puede sintetizar. Pájaros en alusión a ideas, emociones, pensamientos, gustos, reflexiones y cosas colgadas, que me gustaría compartirlas. Sin importarme quién las lea o qué genere en ellos, sino con el simple hecho de compartir eso… “catarsis” pongámosle…

Bienvenidos, espero les guste.