lunes, 2 de julio de 2012

De turista en mi casa



A muchos les habrá pasado alguna vez, sobre todo a los que, como yo, tuvieron la posibilidad de irse de su ciudad natal, hacia otra (sea por estudios, trabajo u otras razones). Esa ciudad en la que crecimos y ahora tenemos un poco de ella en nuestra forma de ser. Porque, a parte del núcleo familiar, el barrio, ciudad y provincia de donde venimos nos definen de cierta manera, obviamente, dependiendo del tiempo que estuvimos ahí. Tonadas, códigos, costumbres, horarios, etc, que se convierten en elementos constantes de nuestras vidas... por así decirlo, forman parte de nuestra rutina.


Y cuando volvemos después de un tiempo, después de acostumbrarnos a nuestra nueva "casa" completamente distinta a la primera, nos sentimos como si fuésemos "turistas en nuestra propia casa". La casa que nos vio crecer, el barrio, la ciudad. Uno la percibe distinta, con una suerte de nostalgia acumulada. Sensación totalmente contraria a cuando vivíamos ahí. "No me banco más esta ciudad de mier...", por ejemplo, es una de las típicas frases que decimos después de conocer algo "mejor". Porque nos hace abrir la cabeza, y empezamos a comparar, "crecemos", conocemos otras costumbres, personas, y cualidades propias de una nueva ciudad... sin darnos cuenta quizás, que a la vez que el tiempo y la distancia se agrandan, nosotros también.


Así se titula esta nota pero no por sentirme ajeno a lo mío, sino por que, al vivir lejos de mi ciudad (Formosa), mi familia, amigos y demás cosas, cambié mi manera de verla. Es rara la sensación de decir "me voy de vacaciones a mi casa", y disfrutar de cosas que antes quizás (antes de venir a vivir a Córdoba), no las disfrutaba porque justamente, esas cosas eran parte de mi rutina, cosas que eran cotidianas y llegaban a "cansarme".


Y lo opuesto me pasa con la ciudad de Córdoba. Es parte de mi rutina. La conozco, la camino, la vivo y la tengo "fresca" en mi mente. La estudié y la estudio en la facu... esta visión arquitectónica que adquirí, hacen que mi percepción se agudice aún más... la pienso, la critico, la imagino, la quiero, la odio, etcétera.


Hace un par de años atrás, en una cátedra de la facultad, un profesor propuso generar un "recorrido turístico por Córdoba". Era genial! Todos los alumnos en colectivos recorriendo distintos edificios de la ciudad, con un enfoque teórico que abordaba la cátedra (no dejaba de ser un "viaje de estudios"), pero la mayoría de nosotros, no habíamos registrado estos edificios, o ni siquiera los habíamos visitado. Por este tema de lo rutinario.


Desde ahí empecé a pensar, que si no viviera acá hace varios años y llegara como turista, la percibiría de una manera totalmente distinta. Me sorprendería, recorrería los típicos lugares que recorren los turistas, y demás actividades que uno hace cuando tiene la posibilidad de conocer una ciudad nueva y con el mismo entusiasmo que eso implica... la misma sensación que me da cuando vuelvo a Formosa. Esa sensación de bienestar y rélax, de disfrute pleno... quizás porque es poco el tiempo que tengo para hacer todo lo que quiero o, como dije más arriba, porque la nostalgia se va acumulando y ése es el momento para revivir eso que añoro.


Pero pensándolo a futuro, ésta nueva posición de sentirme "turista" en mi ciudad natal, la veo muy útil. Desde la perspectiva de futuro arquitecto, con todo lo aprendido hasta el momento, me sirve para ver las cosas desde afuera. Como algo novedoso, potencial... muy lejos de ser rutinario. Algo así como "redescubrir" lo mío, con todo lo que eso implica. Cuando hablo de rutina no quiero que suene como algo negativo, me refiero a lo cotidiano, lo que inconscientemente quizás, forma parte de nuestra vida.


La imagen, bastante actual, es de una parte de la ciudad de Formosa. Cuando la vi, me pareció fantástica, no sé si porque está tomada desde lo alto, por la naturaleza u otras cosas que se pueden apreciar... cosas que la hacen ser ella misma y que me generan cosas, que quizás, si no me hubiera ido, no las apreciaría.

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