jueves, 7 de mayo de 2020

Los extremos de la cuarentena.

Como si fuera una bitácora de viaje, escrita o mental, uno lleva la cuenta y los detalles de todo lo trascendido en esta época de pandemia. Ya sea como registro de algún que otro logro alcanzado en estos días (trabajos aprobados en aulas virtuales, idioma aprendido, receta nueva, alguna habilidad antes no desarrollada, o simplemente el logro de seguir aguantando); como un seguimiento a los comportamientos y mañas del día a día(viejos o nuevos, tratando de despojar o mejorar algunos); como un acontecimiento más que oportuno para renovar lazos de convivencia y hábitos con quienes tenemos cerca; como aprendiz que detecta nuevas cosas y las toma o las deja; o simplemente a modo de quien naufragó y marca rayas en una piedra para saber cuánto lleva aguantando hasta que le rescaten... o no (?). Como sea, cada unx en la suya, adaptándose minuto a minuto a un "evento" del que nadie, hoy en día, ha experimentado de tal manera. Ni en las películas si quiera se han visto hechos o comportamientos similares a los de esta realidad. Sin recetas ni pasos a seguir... supervivencia extrema.

Todo está extremo ahora. O al menos mucho más que nunca antes en nuestras vidas. Estamos con extrema paranoia y persecución, y otros con extremo escepticismo. Extremadamente insomnes o extremadamente dormilones. Un extremo humorista, el otro mala onda. Un extremo fitness, el otro "fatness". Uno yogui, el otro hater. Un extremo alegre, el otro triste. Y así podría seguir con los opuestos, que no sólo son opuestos sino realmente extremos, porque cada vez cuesta más estar en el punto medio. Y no son solamente estados aislados que nos "atrapan" y ya. Pasamos por muchos de ellos, de un extremo a otro en cuestión de semanas, días e incluso horas. Pasamos de romantizar/ naturalizar la cuarentena, o de quejarnos y cuestionar a quienes la romantizaban o naturalizban, a odiarla profundamente o creer que es lo peor que podemos hacer (después de 50 días de lo mismo), y queremos salir a toda costa y nos cagamos en todo lo hecho o en todxs quienes lo hacen y creen que es lo correcto. Todo en base a comparaciones: "Si fulano salió un rato y no le pasó nada, yo salgo igual." O,  " me llegó un mensaje de mengana donde dice que todo es una conspiración porque lo leyó por ahí y así es como pienso yo entonces está bien". Extremos tan amplios que perdimos las medidas que teníamos antes. Se nos perdió nuestro propio control remoto. Que si lo vemos por un lado, está bueno, pero por otro no tanto (como todo en la vida).

Tanto cuestiono y me cuestiono todo, que es ahí cuando me doy cuenta que uno mismo, por más misma vara que aplique ante todas las situaciones, lo que cambia es el ojo con que mide y no la vara. Y nuestro ojo con el que medimos se afecta por todos estos extremos. Cambié totalmente mi forma de ver y sentir muchas cosas desde el principio, pero también muchas otras siguen iguales. No me cabe duda que estoy haciendo lo correcto, por más que me afecte (y me está afectando mucho, al igual que muchxs otrxs que leen esto y están en la misma, mejor o peor).

Leí por ahí que esta pandemia hace mejores a las buenas personas, y empeora a las malas. Creo que algo de cierto tiene, por más que no me voy a poner a prejuzgar a quién o qué cosa considero como buena o mala, y aclarando que por más buena persona que seas y la estés pasando pésimo, la diferencia con las malas personas es que buscamos soluciones antes que culpables, ayudamos aún cuando podemos menos que antes, en vez de quejarnos y restar. Siempre, a pesar de toda crisis, vamos a sacar algo bueno, por eso nos vemos mejores al final. Pero este pensamiento no quiero que suene como un egocentrismo o individualismo ni como algo utópico, sino todo lo contrario. Desde un lugar empático que, a pesar de lo que me pueda perjudicar a mi mismo, de lo que me cueste identificar mis procesos por más negativos que sean, siempre voy a dar mi mano para quien necesite, así como sé que hay muchxs que lo harán cuando me toque pedir a mi. Digo utópico porque justo esto que estamos atravesando hoy, si lo pensamos un tiempo atrás sería una completa utopía... y acá estamos transitándola y, como decía Galeano, caminando... así la utopía se nos aleja un poco más.

Estamos así, de extremo a extremo. Pero no nos olvidemos que en el medio de los extremos hay algo. Depende de cada unx qué tan grande sea ese algo. Depende de cada unx si nos quedamos en uno u otro extremo sin aprovechar y procesar los medios y, sobre todo, si nos es útil a nosotrxs y al resto. Depende de cada unx si transforma un extremo y lo ubica en el medio, para así poder ir trascendiendo.




Acá estoy yo, Bruno. Formoseño (de un extremo), que vine el 15 de Marzo a Córdoba (el otro extremo), Arquitecto que tenía laburo (un extremo), y empezar a buscar nuevos rumbos acá (el otro extremo), que decidí pasar de una relación amorosa a distancia (un extremo), a empezar una convivencia (el otro extremo), con mi novio Damián. Que empecé aprovechando esta situación de "freno" para adaptarme (un extremo), y ahora no veo la hora que termine y poder adaptarme a algo nuevo (el otro extremo)... y así podría seguir. Ustedes? En qué parte están? Yo, al menos hoy, estoy en alguna parte del medio escribiendo esto.

De cada crisis surge una oportunidad, o como prefiere decir Homero Simpson: OPORTUNCRISIS!



No hay comentarios:

Publicar un comentario